-Estreno: 28 de abril de 2017, Netflix.
-Dramedia, 30 minutos, 1 temporada, 10 episodios.
-'Dear white people' era una película del año 2014 donde se satirizaban las tensiones raciales en un campus estadounidense. Tres años después, la misma historia, alargada y retocada, se convierte en una miniserie de cinco horas donde hay más espacio para explorar a cada uno de los personajes principales. Todo comienza cuando, harta de racismo institucional y de noticias sobre hombres negros abatidos por policías blancos, la estudiante negra Samantha White (White de apellido y blanca de madre) comienza a emitir por la radio del campus un programa llamado 'Queridos blancos', en el que airea, a menudo muy enojada y elocuentemente, sus opiniones sobre tan polémico tema. Al poco, tiene lugar una irónica fiesta de disfraces "blackface" en la cual se anima a los participantes blancos a disfrazarse de negros (cantantes, actores, deportistas, etc). A partir de ahí, la serie explora el campo de minas ideológico en el que se ha convertido la cuestión racial en el país, siguiendo a un puñado de personajes que, mientras que todos parecen desear el mejor resultado (excepto unos cuantos extremistas por varios lados), nunca se ponen de acuerdo sobre cómo hacerlo. El gran acierto de la serie es que, y nunca mejor dicho, no trata a esta cuestión en términos de blanco y negro, sino que todos los personajes cometen errores, tienen ideas propias y poseen una personalidad de varias dimensiones. Samantha, por ejemplo, convertida de repente en la voz negra de referencia del campus, no solo es mulata, sino que tiene un novio blanco, Gabe, que a su vez es un millennial con barbita muy razonable y que intenta pisar el menor número de charcos posible, no sea que lo acusen de racismo o de apropiación cultural. La exmejor amiga de Samantha, Coco, negra por ambas partes (la tonalidad de piel dentro del negro es uno de los temas a debate) empezó como niña pobre rescatada del barrio por un millonario blanco y ahora aspira a ser la próxima Michelle Obama. El objetivo de Coco es Troy, el hijo negro del también negro deán de la universidad, y que a pesar de no ser intelectualmente nada del otro mundo, da bien en pantalla y podría tener un futuro brillante si aprovecha su ventaja de salida. Por ahí andan también Reggie, que tiene bastante química con Samantha y es uno de los más ultras del movimiento (aunque, como ya veremos, hay no menos de cinco sindicatos diferentes de estudiantes negros, lo cual complica la unidad de acción), y Lionel, un tímido estudiante de segundo de periodismo, gay aún dentro del armario, y tan bueno con la palabra escrita como apocado con la palabra hablada. El campus se completa con varios otros secundarios, algunos mejor delineados que otros, en una mezcla de sátira racial, estudio social y explosivo microcosmos. Además, la postura ideológica de cada uno se ve complicada por sus relaciones personales, así que cualquiera que tenga pareja, o amistades, o familiares, o cualquier otro tipo de adhesión aparte de la causa, a menudo se verá obligado a elegir entre una y otra, o al menos a priorizar una sobre otra, en torno a las cuestiones de quién soy, quién quiero ser, de qué soy parte y hasta dónde estoy dispuesto a llegar. Sobre todo compitiendo a ver quién es más "woke" de todos (es el palabro urbano de moda: "despierto, que ha abierto los ojos, que está al tanto de las injusticias sociales"). A menudo muy graciosa y muy educativa incluso en la misma frase, con mucha mordiente en el guion, y que ha sido acusada incluso de racismo inverso.
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