viernes, 5 de enero de 2018

The Chi

sho.com/the-chi
-Estreno: 5 de enero de 2018, Showtime.
-Drama, 58 minutos.

-Desde que acabó 'The wire' en 2008, varias otras series han aspirado a su manto como sucesoras, sea por su forma de contar su historia, o por tener a varios de sus actores en ella. Este caso no solo puede ser una nueva candidata, sino que también puede acercarse a otro producto de David Simon, la criminalmente infravista 'Treme'. Entre los ingredientes comunes tenemos la zona más castigada de una ciudad importante (aquí Chicago en lugar de Baltimore o Nueva Orleans), el reparto extenso y en principio solo marginalmente interconectado que luego va enlazándose mutuamente, una mayoría de personajes negros, una gran desconfianza en lo peor del sistema político y policial, y un caso criminal que da cierta cohesión al conjunto. Incluso tenemos caras tan apreciadas por los simoníacos como Sonja Sohn, que aquí pasa de ser una detective lesbiana, valiente y competente en 'The wire' a convertirse en una choni borracha y drogadicta, y Ntare Mwine, que cambia sus enseres de "sous-chef" taciturno, sereno y trabajador en el restaurante Desautel por el sombrerito y la barbita de un parado de larga duración que justifica sus pocas ganas de currar con el chiste de que no quiere pagar impuestos a Trump. Llegar al nivel Simon no llega, eso por descontado, pero la manera en la que él nos enseñó a hacer y ver televisión, como si fuera una novela de varias horas donde cada episodio no puede ser analizado separadamente, está en el ADN de esta otra serie que se arriesga a lanzar muchas bolas al aire y ver si después sabe recogerlas de manera eficaz. La serie tarda un rato no solo en colocar las piezas sobre el tablero, sino también en mostrar cómo se relacionan entre sí, con cada parentesco nuevo revelado (quién es hijo, madre, hermano, novia o enemigo de quién) usado como elemento que ilumina de manera diferente las decisiones y personalidad de cada protagonista, además de que modifica la opinión que hasta entonces tenía de ellos el espectador. Hay servidores públicos más o menos competentes, escolares que mezclan sus hormonas con sus complicadas situaciones familiares, violencia callejera y policial, ancianos y enfermos inadecuadamente atendidos por el sistema, cocineros que aspiraciones y demasiados bebés nacidos antes de lo que deberían. Por ahora, se merece un vistazo.