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-Estreno: 4 de agosto de 2017, Amazon.
-Drama/Comedia, 43 minutos, 1 temporada, 6 episodios.
-A mediados de los 80, el estado rumano de Nicolae Ceaucescu, harto de filmes propagandísticos norteamericanos como 'Amanecer rojo' o 'Rocky IV', donde se le daba siempre caña a los comunistas del mundo, decidió contraatacar con una teleserie policiaca, 'Tovarasul militian', donde los probos servidores de la ley y el partido luchaban contra las lacras venidas de Occidente. Esa serie se perdió por los derroteros de la historia hasta que hace poco el actor Channing Tatum y los productores Brian Gatewood y Alex Tanaka la buscaron, encontraron, restauraron y doblaron al inglés, como explican en la introducción al primer episodio. ¿Entendido todo esto? Bueno, pues es mentira. La realidad es que un día Tatum, como productor ejecutivo en busca de proyecto, pidió a los creadores que le trajeran las peores ideas que se les ocurrieran, ya que de este tipo de cosas tan inusuales a veces salen "joyas escondidas". Y el resultado fue esta sátira del tira y afloja político-policial de los 80, donde ambos bloques convertían sus productos de acción y misterio en vehículos de propaganda más o menos velados. La serie está, en efecto, rodada en Rumania y en rumano, con actores rumanos, y luego doblada al inglés por, entre otros, el propio Tatum, Chloë Sevigny, Joseph Gordon-Levitt o Nick Offerman, con el extraño efecto que eso produce. Es decir, que todo el fingimiento previo a lo Cervantes con 'El Quijote', de que esto no lo hice yo, sino que me lo encontré en otro idioma y lo traduje, está llevado a sus últimas consecuencias. La trama lleva a dos detectives, el duro Gregor Anghel y el pueblerino Iosif Baciu, a investigar a un delincuente occidental que se oculta tras una máscara del presidente Ronald Reagan (como la de Patrick Swayze en 'Le llaman Bodhi'), y durante sus investigaciones luchan contra inventos de la corrupción capitalista como la cocaína, la religión organizada, la música disco o las partidas ilegales de Monopoly. Los protagonistas de la serie sueltan frases como que no existen los polis corruptos en Rumania, que el país no está acostumbrado al crimen violento, o que para qué quieres dinero si el estado ya te proporciona educación, alimento y sanidad. La embajada americana está llena de obesos comiendo hamburguesas en sombrero tejano, y en los bares rumanos la gente jalea con emoción los últimos movimientos de cada partida de ajedrez. La broma en sí no está mal, tiene sus momentos buenos, algunos otros no tan logrados, y si la ves sabiendo a lo que vienes puede resultar inesperadamente entretenida. Con solo seis episodios y unas cinco horas de duración, el experimento no se alarga más de lo debido.
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