miércoles, 17 de mayo de 2017

Downward dog

abc.go.com/shows/downward-dog
-Estreno: 17 de mayo de 2017, ABC.
-Comedia, 21 minutos.

-"Downward dog", o "perro mirando hacia abajo" es una postura de yoga que aquí da título a esta telecomedia protagonizada, precisamente, por un perro, llamado Martin, que cuenta, a veces siendo entrevistado en cámara y todo, las vicisitudes de su vida de mascota urbana, y de paso las de su humana, Nan (Allison Tolman, la sheriff de la primera temporada de 'Fargo'). Nan es una treintañera no delgada, por así decirlo, que trabaja en una agencia de publicidad en Pittsburgh. Es apocada e insegura tanto en su empleo como en su relación con Jason, un tipo mayormente majete y relajao, de los de moto, melenita, barba y chupa vaquera. Por su parte, Martin se muestra, tanto en sus monólogos como en su comportamiento, como el típico perro: devoción absoluta a su dueño, sesteo de catorce horas al día y roedor de todo lo que pilla cuando no se le hace caso. A veces se muestra seguro de que el mundo gira alrededor de su mirada (las puertas electrónicas se abren solas, la dueña le da comida de la mesa) y otras huye despavorido ante el ente más malvado de la creación: el gato de la vecina. Alguna vez me han preguntado por qué en este blog nunca pongo tráilers de las series, y este es un buen caso para ilustrar la razón: porque mienten como bellacos. Cualquiera que haya visto tráilers y luego las series o películas que se supone que "resumen" conocerá la sensación. Aquí, el tráiler parece prometer una cosa loca estilo 'Beethoven', lleno de zascas perrunos y comedia de tropezones, pero no puede ser más diferente. De hecho, para podérsela llamar comedia, no tiene ni una sola risa fácil. Más bien la gracia provendrá de verla junto a un dueño de perros que continuamente te vaya diciendo "¡son así exactamente!", "¡eso es justo lo que hacen!", ¡mi perro es clavao!", "¡si mi perro hablara diría lo mismo!", "¡ay, mira esa carita!". Porque por demás, Martin es bastante filosofante, un tanto quejica a veces, y obviamente piensa que es él quien posee a la humana y no al revés. En cuanto a la otra mitad de la serie, la que tiene lugar en la agencia, pues raya a muy poca altura: comenzamos cuando, tras años sin particular distinción, Nan consigue que un gran diseñador neoyorquino se fije en una idea suya, que su jefe local odia, y ahí empieza una tensión de oficina oprimente que nos distrae bastante del perro. Así que, como pasa con los propios canes, habrá quien se la ponga siete veces al día, y otros que dirán gracias pero no gracias.

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