jueves, 2 de enero de 2014

The assets

-Estreno: 2 de enero de 2014
-Drama, 41 minutos.
-Miniserie, 8 episodios, emisión cancelada tras 2 episodios.

-‘The assets’ hizo historia en el día de su debut, y no solo por ser la primera serie nueva del año 2014, sino por tener la audiencia más baja de un episodio piloto de drama en toda la historia de las cuatro “majors” estadounidenses, que ya es decir. ¿Las razones? Pues posiblemente una de ellas sea que a pesar de que cada vez hay más población en el mundo (y por lo tanto, en Estados Unidos también) y cada vez hay más televisores y más maneras de ver sus programas, cada vez menos gente ve la televisión, al menos de la forma tradicional, conectando el aparato en el día D, la hora H y el canal C necesarios. Personalmente, creo que este récord caerá de nuevo en próximos años, y no por falta de calidad, sino por la competencia de otras muchas maneras de pasar el tiempo libre, y de haber cada vez más canales de televisión. Otra razón quizá sea que los estrenos de invierno no tienen la reputación de los de otoño, y aún se los considera en muchos casos sustitutos temporales de los pesos pesados titulares que volverán hacia la primavera (sin ir más lejos, la propia, ‘The assets’ viene a dar descanso a ‘Scandal’, por ejemplo), así que siempre suelen tener más problema para cazar grandes audiencias. Y en este caso concreto, pues a lo mejor un 2 de enero, recién salidos del empacho festivo, no sea el mejor momento para empezar a seguir una serie sobre espías soviéticos a mediados de los 80, con su estar atento a las conspiraciones, y a los bigotes, y a las blusas con hombreras, y a las rayas con tiza en el buzón de la esquina, y a los diálogos en ruso subtitulado, rotulados en fuente de máquina de escribir. 

La trama va sobre la historia real de cómo fue cazado un estadounidense, Aldrich Ames, que fue chivato para los soviéticos durante aproximadamente una década y que aún está vivo, con setenta y pico años, preso de por vida en Virginia, después de ser detenido en 1994, cuando ya la URSS hacía años que se había desintegrado. No sé cuánto revelará la serie de la verdad, pero leyendo sobre la biografía de Ames se asombra uno de lo cutres que pueden llegar a ser algunos manejos reales de espías, con empleados incompetentes ascendiendo, tareas de vigilancia retrasadas, tests de polígrafos que no valen para nada, y mientras, gente siendo ejecutada por el KGB por el simple motivo de que alguien del otro bando necesita dinero para el divorcio. Los guiones están basados en un libro escrito por dos de las investigadoras de la CIA que pillaron a Ames (o también: por dos de los compañeros a quienes tuvo engañados durante tanto tiempo), una de las cuales es la protagonista central de la serie, y la historia está rodada de una manera muy sin alharacas, con todo el trabajo hecho desde aburridas oficinas, leyendo informes y carpetas en medio de secretarias tecleando en sus máquinas, mientras en alguna calle de Moscú, o Roma, o Londres, o Washington alguien con gabardina mira por encima del hombro intentando dar esquinazo a otro tío que lo sigue. A pesar de nacer como miniserie ya cerrada (tendencia que puede estar de moda en los próximos tiempos en Estados Unidos), y de que los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 eran en Rusia, con todo el rollo competitivo de la Guerra Fría (en ambos sentidos del término), la emisión fue cancelada tras solo dos episodios.

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