-Estreno: 28 de octubre de 2011, NBC.
-Drama, 43 minutos, 5 temporadas, 110 episodios.
-Sexta y última temporada desde enero de 2017.
-Estas cosas pasan en la televisión norteamericana: de repente coinciden dos series con un nexo común en el espacio de días: dos adaptaciones británicas, o dos historias situadas en los 60, o dos telecomedias sobre la crisis del hombre moderno. En este caso son los cuentos de hadas con personajes trasladados a los Estados Unidos de hoy. Cinco días después de ‘Once upon a time’ se estrenó ‘Grimm’, con un tono de “procedural” policiaco, protagonizado por un detective que se entera de que es el último de una saga de “grimms” con la capacidad de “ver” monstruos bajo la apariencia humana. Es decir, es una historia de humanos elegidos contra monstruos sobrenaturales, donde los casos policiales tienen algún detalle que recuerda a algún cuento. Por ejemplo, la primera víctima es una chica que sale a correr con su iPod y con una sudadera con capucha (o caperuza) roja, y que es atacada por una especie de hombre lobo. A propósito de éstos, no son parte de ningún cuento de los hermanos Grimm, sino una invención nueva para esta serie, con varios tipos de nombre vagamente germánico-escandinavo, como “hexenbiest” o “blutbad”. Dado que la acción está situada en Oregón, en el noroeste casi canadiense del país, es obligatorio que todo sea boscoso, húmedo, gris y oscuro. Está rodada con bastante seriedad, y con el único alivio del que tiene pinta de ser el mejor personaje de la serie, Eddie Monroe (Silas Weir Mitchell), un antiguo lobo feroz que se está quitando del reverso tenebroso “a base de pastillas, dieta y pilates”, y que ayuda al detective (que tiene bastante cara de palo, la verdad), novato en estas lides sobrenaturales.
-Drama, 43 minutos, 5 temporadas, 110 episodios.
-Sexta y última temporada desde enero de 2017.
-Estas cosas pasan en la televisión norteamericana: de repente coinciden dos series con un nexo común en el espacio de días: dos adaptaciones británicas, o dos historias situadas en los 60, o dos telecomedias sobre la crisis del hombre moderno. En este caso son los cuentos de hadas con personajes trasladados a los Estados Unidos de hoy. Cinco días después de ‘Once upon a time’ se estrenó ‘Grimm’, con un tono de “procedural” policiaco, protagonizado por un detective que se entera de que es el último de una saga de “grimms” con la capacidad de “ver” monstruos bajo la apariencia humana. Es decir, es una historia de humanos elegidos contra monstruos sobrenaturales, donde los casos policiales tienen algún detalle que recuerda a algún cuento. Por ejemplo, la primera víctima es una chica que sale a correr con su iPod y con una sudadera con capucha (o caperuza) roja, y que es atacada por una especie de hombre lobo. A propósito de éstos, no son parte de ningún cuento de los hermanos Grimm, sino una invención nueva para esta serie, con varios tipos de nombre vagamente germánico-escandinavo, como “hexenbiest” o “blutbad”. Dado que la acción está situada en Oregón, en el noroeste casi canadiense del país, es obligatorio que todo sea boscoso, húmedo, gris y oscuro. Está rodada con bastante seriedad, y con el único alivio del que tiene pinta de ser el mejor personaje de la serie, Eddie Monroe (Silas Weir Mitchell), un antiguo lobo feroz que se está quitando del reverso tenebroso “a base de pastillas, dieta y pilates”, y que ayuda al detective (que tiene bastante cara de palo, la verdad), novato en estas lides sobrenaturales.
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