-Estreno: 1 de diciembre de 2015, Netflix.
-Comedia, 30 minutos, 1 temporada, 8 episodios.
-Renovada.
-Rob Schneider es todo un currante de la comedia, de los que hace lo que sea necesario para arrancar risas, pero probablemente su momento se esté pasando un poco ya. Dio el pelotazo a finales de los 90 haciendo de stripper-masculino-a-pesar-de-no-tener-el-cuerpo-ideal-para-ello en 'Gigoló por accidente', y desde entonces vive, profesionalmente hablando, de sus papeles de pobrecito canijo con remango. En 2012 ya intentó hacer una telecomedia con su propio nombre en el título ('¡Rob!'), pero aquella era del tipo de continuas risas enlatadas y humor basado en estereotipos que serían racistas si los usaran gente de otras razas, y duró solamente ocho episodios antes de ser cancelada sin más contemplaciones. Con esta otra serie intenta el estilo "comedia de prestigio por cable", hecha para Netflix, con episodios de 30 minutos, sin risas, y donde protagoniza una versión ficcionalizada de sí mismo, hasta el punto de que su propia esposa en la vida real, Patricia Azarcoya, que no es actriz profesional, también es su mujer en la serie. Durante los también ocho episodios que tiene, al pobre hombre le ocurren todo tipo de humillaciones profesionales en castings, firmas de libros, patrocinios publicitarios, su propio cuerpo (toca hacerse una vasectomía, toca hacer ejercicio), tratos con su asistente y fans desaforados, y cómo no, con su media naranja, mexicana, bastante más joven que él y con quien tiene una hija de menos de un año. El problema con esta serie es que este estilo de comedia no le sienta particularmente bien a Schneider, y aunque tiene sus momentos, no llega a la altura de los mejores representantes de este género. Desde luego, tiene toda la pinta de ser un proyecto hecho a base de algoritmos de Netflix: Schneider + comedia estilo 'Louie' / 'Curb your enthusiasm' = ¿Éxito? Pues va a ser que no.
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