-Estreno: 31 de julio de 2015, Netflix.
-Comedia, 8 episodios, 27 minutos.
-Miniserie.
-En 2001 se estrenó la película 'Wet hot American summer', que era principalmente una parodia de los films ochenteros sobre campamentos juveniles de verano. La trama de la película era en concreto un último día de uno de estos campamentos en 1981 tan lleno de acontecimientos que eso mismo resultaba parte de lo cómico: había una boda, había una obra de teatro que se llevaba ensayando todo el verano, había un trozo de satélite artificial cayendo del cielo e incluso varias desapariciones inquietantes. Bueno, pues la película fue un casi absoluto fracaso de crítica y público, pero resulta que su reparto principal casi al completo, 14 años más tarde, ha hecho fortuna en el mundo del cine y la televisión norteamericanos, lo cual ha provocado que de vez en cuando haya más gente que vaya viendo la película aunque solo sea en plan de "trabajo previo hecho por un actor o actriz que me gusta", y se ha convertido en una especie de clásico tardío de culto. Bradley Cooper, por ejemplo, es ahora mismo uno de los "galanes", como dicen las crónicas rosa, más de moda de las grandes pantallas, habitual de las entregas de premios, y gente como Amy Poehler, Janeane Garofalo, David Hyde Pearce o Christopher Meloni llevan trabajando en la farándula televisiva con bastante fortuna (depende un poco de cuánta tele se haya visto en la última década y media, pero seguro que si los nombres no suenan, las caras sí). Toda esta gente a su vez ha hecho amigos de rostro reconocible, y cuando se propuso la idea de hacer una peculiar precuela de la película, la avalancha de nombres aumentó: Jon Hamm y John Slattery de 'Mad men', Josh Charles de 'The good wife' y muchos otros, sobre todo cómicos de fama televisiva.
Llegamos entonces por fin a hablar de la serie en sí: teniendo todo esto en cuenta, esta miniserie de ocho episodios narra no el último día de aquel verano del 81, sino el primero, no lo hace en 97 minutos sino en cuatro horas, y sobre todo, se usa a los mismos actores, 14 años mayores, para interpretar los mismos personajes que antes, solo que ahora se supone que son dos meses más jóvenes. Esto, como se ve, es una especie de chiste meta dirigido a burlarse de una de las convenciones del cine de adolescentes, el hecho de que estén interpretados por actores más mayores de lo que deberían. Si en la película original ya lo eran, como siempre, aquí se dobla la apuesta y tenemos cuarentones y cuarentonas haciendo de chavales de 16 años de edad. Al igual que en la película, la acción de toda la trama lleva un solo día, tiene muchos hilos entrelazados, y usa de un humor un tanto seco e irónico (aunque no faltan concursos de eructos), en lugar de ser una comedia gruesa y/o desmadrada. La verdad es que resulta más interesante por lo extraño del experiento y por la galería de rostros conocidos que por la calidad de la comedia en sí, aunque a los amantes del rollo más alternativo y menos obvio puede que les guste.
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