Getting on

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-Estreno: 24 de noviembre de 2013, HBO
-Dramedia, 30 minutos, 3 temporadas, 18 episodios.
-Terminada.

-La dramedia es un género que poco a poco, serie tras serie, se va asentando e incluso delimitando sus contornos: suele estar hecha por canales de pago o por cable (HBO o Showtime en particular), dura en torno a la media hora (media hora real, no los 21 minutos en que se quedan las telecomedias de cadenas generalistas una vez que les quitas la publicidad), y a pesar de que en principio son una mezcla de comedia y drama, al final casi siempre la parte dramática acaba quedando por encima. Esto suele ser debido a que la parte dramática es muy dramática, tanto que a veces el reírse demasiado puede quedar un tanto falto de tacto: 'Nurse Jackie' trata de una enfermera adicta a las pastillas, 'The big C' de una profesora con cáncer, 'Hung' de un profesor que se prostituye por problemas económicos, 'Enlightened' de una empleada que descubre que su empresa comete graves delitos contra la sanidad pública... Es decir, que aunque puedas meter en ellas a unos personajes o situaciones que faciliten momentos cómicos (y aún así de una comicidad bastante seca), la gravedad de los temas que tratan provocan una mayor inclinación progresiva hacia el drama (y a veces la tragedia). Otro buen ejemplo es la serie que nos ocupa, que tiene lugar en un hospital para enfermos terminales o que necesitan "cuidados extensivos". Adaptada de la BBC británica, se centra en tres empleadas principalmente: la jefa egoísta, trepa y falta de sensibilidad (e incluso de talento verdadero), la enfermera veterana, que en el fondo es buena gente, pero mediocre en su empleo y con unas excesivas ganas de seguir los protocolos y agradar a los superiores, y la novata, que es quien por fin parece tener sentido común, las ideas correctas ("¿de verdad vamos a sedar a alguien solo porque le guste hablar?") y una cierta sintonía natural con los pacientes y el empleo en el que está. Por demás, el ambiente que las rodea es de aburrimiento y de mundanidad idiotizante: las heces de una paciente y su posible uso para un estudio, junto con la lucha sorda por las camas libres que van quedando, son el centro del primer episodio, por ejemplo. Los pacientes, a su vez, son parte del mobiliario, con sus arrugas, sus achaques y sus gemidos, excepto cuando alguno de ellos ha de protagonizar alguna trama en particular, a veces ilustrando la cabronada de envejecer y otras lo kafkiano que puede resultar el sistema sanitario. En fin, resulta una serie en la que hay que saber a qué se viene.