martes, 6 de marzo de 2012

GCB


http://www.abc.go.com/shows/gcb
-Estreno: 4 de marzo de 2012, ABC.
-Drama, 42 minutos, 1 temporada, 10 episodios.
-No renovada.

-La novela inicial de Kim Gatlin se llamaba 'Good christian bitches' (buenas zorras cristianas), pero lo de poner esa palabra en el título todavía es demasiado rompedor para una cadena en abierto, así que, tras pensar en cambiar el título a 'Good christian belles', se acabó poniendo 'GCB', y que cada uno piense lo que quiera. La serie se estrenó a continuación de los últimos capítulos de 'Desperate housewives', antes de su cierre definitivo, y llegaba, pues, con la clara intención de heredar su público, en busca de culebrones de escandalillos de sociedad adinerada, puritana en público y pecaminosa en lo privado. De hecho, nada ilustra este tema en concreto mejor que Carlene, el personaje de Kristin Chenoweth, una rubia de bote diminuta, delgadísima y polioperada que no se pierde ni una misa ni una oportunidad para lucir la falda más corta ni los tacones más imposiblemente empinados (el director del episodio piloto, por cierto, parece tener todo un fetiche con mostrar cada nuevo par de forma bien visible). Carlene, cuyo apellido es tan sutil como Cockburn (algo así como 'Pollarde' en español, si tal cosa existiera), justifica el empinar el codo con que Jesús prefiriera el vino al agua ("las bodas de Caná, míratelo") y pone citas bíblicas -el famoso John 3:16- en su coche mientras la protagonista principal subraya que Dallas, donde nos encontramos, es el lugar con más iglesias y locales de striptease del mundo.

A todo esto, la trama se supone que va de que la chica que se fue del pueblo hace años, ahora, tras quedar viuda y arruinada a la vez cuando su marido se larga con el dinero de un desfalco y se mata en un accidente mientras su amante se la chupa en el coche (tal cual), se ve obligada a volver a Texas, donde se encuentra que todo el mundo recuerda que de adolescente era la mayor hija de la gran... pradera de todo su high school. Y como esas cosas no se olvidan, sus antiguas víctimas ahora quieren hacerle la puñeta veinte años después (o treinta, porque las edades de las actrices no casan muy bien unas con otras, pero en fin...). Sin embargo, esto no debe de ser más que una mera excusa para poner a todos los personajes en el mismo sitio e iniciar un juego de cama a cama y tiro porque me toca y revelaciones más o menos escandalosas: alguien será gay, -en Texas, huy, por Dios-, alguien le quitará el marido a alguien, alguien le tirará del moño a alguien en público, etcétera. Aparte, además de las puyitas a al cumpli-miento religioso, también las habrá abundantes a la desmesura y horterez tejana, donde la idea máxima de glamour es un sombrero vaquero blanco con una cinta de diamantes rosa.

La serie tiene ese tono general de comedia sin llegar a la risa enlatada, que de repente quiere ponerse seria una o dos veces por episodio e intentar convencernos de que en medio de la parodia y el sarcasmo, los personajes no son una mera chirigota, sino que tienen profundidad psicológica y complejidad tridimensional, cosa que no se han ganado en el resto del metraje. Al final el público no picó en número suficiente o prefirió verse otra vez el pack de la temporada 1 de 'Mujeres desesperadas', que anda por ahí perdido en un estante, de cuando la gente aún compraba deuvedés.

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